A veces resulta difícil distinguir la historia real de la ficción, sobre todo cuando dicha ficción no puede alcanzar el horror de la historia real. Y también cuando ha pasado el tiempo y dicha historia aposenta sus gastados huesos sobre el papel. Incluso el gran Tácito bebió de fuentes literarias impregnando lo que escribía de sus propias conclusiones y opiniones. Es por ello que al escribir de la Historia y ciertos pasajes de la misma debemos ser cautelosos e intentar ser lo más...